martes, 20 de abril de 2010
Una mirada a los balones de la Copa del Mundo
“El secreto del fútbol es el balón”, dijo alguna vez la leyenda del fútbol alemán Uwe Seeler, expresando el sentir general de millones de aficionados. Por eso los balones son quizá uno de los elementos más importantes de la fiesta de la Copa del Mundo y Sudáfrica 2010 no será la excepción.
Pero no siempre fue así. La pelota cobró importancia desde el Mundial de México 70, cuando la firma Adidas comenzó a encargarse de su fabricación y, además, a darle un toque que la ha hecho especial en cada edición.
En ese Mundial la pelota fue bautizada por primera vez. Sus 32 paneles de cuero especial hicieron de Telstar (estrella televisiva, pues fue esa Copa fue la primera transmitida en vivo por televisión) el balón más redondo de su tiempo.
En Alemania 74 se usó el Telstar Durlast, sin mayores variaciones, y en Argentina 78 llegó el Tango, que fue un avance tan espectacular que su modelo sirvió de base para los cinco torneos siguientes.
Con el Tango España (1982), se inició la época de los balones sintéticos. La pelota seguía siendo de cuero, pero con su capa de poliuretano impermeable ya era un producto de alta tecnología. Luego vinieron el Azteca en México 86 (con motivos aztecas), el Etrusco en Italia 90, totalmente de fibras sintéticas, y el Questra en Estados Unidos 94.
En 1998 se utilizó por primera vez un ejemplar coloreado: el Tricolore. En las ediciones de 2002 y 2006 triunfaron dos diseños revolucionarios. En Corea-Japón se usó el Fevernova, un balón que, según los expertos, marcó una nueva pauta en la fabricación de pelotas. Incluso ahora se le sigue considerando la pelota más precisa en la historia de Adidas.
Y en Alemania 2006 el +Teamgeist cambió el tradicional diseño de paños pentagonales por solo 14 piezas que ya no eran cosidas como las anteriores, sino pegadas con material especial.
Para Sudáfrica ya está disponible el Jabulani —que incluso tiene una versión para la final, Jo’Bulani--, que consta de tan solo ocho piezas sintéticas. Es el undécimo balón mundialista oficial de Adidas y afirman que ha desplazado al Fevernova como el esférico más estable y preciso de todos los tiempos.